Toda la fachada occidental de la ciudad histórica se ilumina en dorado durante el crepúsculo. Hay quien dice que el nombre “Obradoiro” podría proceder, precisamente, de la “obra de oro” que parece la Catedral. Podemos mirar la ciudad en su baño de luz desde el parque da Alameda, o más arriba, desde el Monte Pedroso.
También se contemplan preciosos atardeceres desde la terraza del Hostal dos Reis Católicos, en el Obradoiro; desde la cafetería del Auditorio de Galicia, junto a su lago; desde el parque de Belvís y Bonaval o desde el Monte da Almáciga, para ver las siluetas de los monumentos en contraluz…
En verano, los conciertos al aire libre de la Cidade da Cultura de Galicia permiten disfrutar de la música y de la luz.